Patrimonio inmaterial

 

Costumbres y tradiciones

Romería de San Tirso 

El 28 de enero se celebra en Kripan el día de San Tirso, patrón del pueblo; santo que da nombre a la ermita que se encuentra, excavada en la roca, en la sierra de Toloño. Para honrar al patrón, los vecinos de Kripan hacen una romería el fin de semana más próximo al día de San Isidro, que es el 15 de mayo. La romería no se celebra el propio día de San Tirso porque el tiempo no suele acompañar. Aun así, muchos vecinos se animan a subir ese mismo día, por tradición.

El día de la romería la mayoría de vecinos emprenden juntos el camino desde la iglesia del pueblo. Los romeros van cantando letanías hasta la cooperativa y desde allí se emprende el camino hasta San Tirso. Una vez arriba, se almuerza al abrigo de la peña y, después, se celebra la misa en la ermita.

Después de la romería en el monte todos los vecinos del pueblo comen en el frontón. Hace años se comía en cuadrillas, en el parque del Nacedero.

La colación

Esta tradición se celebra el día 24 de diciembre por la mañana. Este día se celebra desde hace muchos años y es muy esperado por los más pequeños de la localidad porque van por las casas del pueblo pidiendo “la colación”.

Hace años se repartían castañas, nueces o algo de fruta. La tradición ha ido variando y, actualmente, se reparten caramelos. Los niños del pueblo, en todas las épocas, han agradecido mucho, a sus vecinos, la generosidad demostrada este día.

Bajada de la Montorta

Bien sabido es que a los vecinos de Kripan se nos llama montortos. Dicen que somos un poco cabezones. Tal es así, que cuenta la leyenda que quisimos hacer un agujero en la sierra de Toloño para poder pasar al otro lado de la misma a huevazos. Como testigo del intento existe un agujero en plena sierra al que denominamos “el hoyo colorau”.

Para celebrar este hecho, el primer día de las fiestas patronales de Kripan, en honor a la Natividad de la Virgen María, después de misa, baja la Montorta desde el tejado de la iglesia hasta la ventana del ayuntamiento, para dar el pistoletazo de salida a las fiestas. Por supuesto, desciende con una cesta llena de huevos, que va dejando caer durante la bajada.

Refranes y dichos populares

Padres gatos, hijos michines.

Poco pelo y lleno liendres.

Al que has de dar de cenar, no le «endures» al merendar.

De San Juan a San Miguel, pastorcito quiero ser.

La vida de los pastores es una vida infeliz, de jóvenes hacer, de viejo a pedir.

Por San Simón y San Judas mata los puercos y tapa las cubas.

Por San Simón y San Judas, las habas orejudas.

En casa del herrero, barril de madero.

Hasta el día de la Ascensión no te quites el ropón.

Aguas de San Juan quitan y no dan pan.

El que siembra en el mes de la mora, cuando siembra canta y cuando siega llora.

Tin tan, tititan, toque bien, toque mal, una peseta «pal» sacristán.

Que llueva, que no llueva la Virgen de la Cueva, los pajaritos cantan las nubes se levantan, que le den, que le den, con el rabo la sartén.

Creencias y leyendas

San Tirso

Se cree que en San Tirso (cuya ermita está en lo más alto de la cordillera de Cantabria, encima de Cripán, fue un pastor enamorado de Dios, que vivía en la sierra de San Lorenzo (en Logroño) y que desde allí tiró la cachava para saber cuál era el sitio donde Dios le mandaba hacer penitencia.

Se dice también que un individuo descabezó su estatua, que era venerada por aquellos contornos, pero a este iconoclasta le dio tal dolor de cabeza y muelas, que reconociendo su pecado, no tuvo más remedio que encontrar la cabeza del Santo y colocarla en su sitio.

El humo del fogón se inclina hacia el más hermoso. Otros creen que hacia el peor, y dicen:
Humo allá,
San Pedro acá.
Navaridas para brujas.
Laguardia para borrachos.
Páganos para borrachones.

Las brujas del molino de Barrera

Cuenta la historia que la hija del médico del pueblo fue a misa y que cuando acudió a comulgar no se tomó la hostia y la puso bajo una piedra detrás de la iglesia. Ese mismo día, la niña enfermó. Pasaban los días y la niña emporaba cada vez más. Su padre, desesperado, llegó a ofrecer una recompensa a quien pudiese dar con el remedio que curase a su hija de tan extraña enfermedad.

Las brujas que habitaban el molino de Barrera era conocedoras del remedio que sanaría a la joven y un día, una persona que pasaba por el molino escuchó a las brujas hablar sobre el tema…

Las Doncellas

Se cuenta que huyendo una reina de las manos de su esposo, al llegar a Cripán, dio a luz. Asistiéronla en el parto y la auxiliaron con ropas y alimentos las mozas del pueblo. Agradecida la reina ofreció a las mozas el puente de piedra de Logroño, o, si preferían, el monte que se llama de Las Doncellas. Estas eligieron el monte, que desde entonces se llama Las Doncellas.

Todavía hoy se señala la casa donde dio a luz la reina. Otra versión dice que dio a luz en el mencionado monte.

El rey vino con caballos, la perdonó, y se llevó a la reina.

Las brujas y el zapatero

Cuentan que las brujas todas las noches hacen su visitas a las cuevas donde se guarda el vino, y probando cada noche el vino de una cuba, bailan en derredor. Una noche se llevaron consigo a un zapatero, muy amigo de beber, y por lo mismo buen probador de vinos, para que les mostrara la mejor cuba. Después de catar muchas, encontraron por fin el mejor vino del pueblo; bebieron y se alegraron, bailando entre vaso y vaso aquellas sus danzas misteriosas alrededor de la cuba.

Acompañando al baile, unas cantaban lo siguiente:
Lunes, martes, miércoles, tres. Y otras: jueves, viernes, sábado, seis.
El zapatero añadió: domingo siete.

Tan pronto como el zapatero pronunció la palabra «domingo», una lluvia de palos y vasos cayó encima de sus costillas, hasta que lo dejaron sin sentido. Gracias a que el reloj de la torre comenzó a dejar caer, una tras otra, las doce campanadas de la media noche, las brujas no esperaron a la última campanada; a la undécima huyeron precipitadamente.

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